Guaguancó triste: un canto a la esperanza

¿Cómo surgió tan melancólica letra? ¿Quiénes estuvieron en los arreglos musicales? ¿cómo se gestionó su grabación a principios de los años 70?

Audioslave en Cuba: la historia

Este concierto sucedió 24 años después de la presentación del grupo estadounidense de ska y reggae Fabulous Titans en 1981

Ely Besalel: el genio de las carátulas

El diseñador barranquillero se destacó como uno de los grandes referentes en un cerrado círculo como el diseño de carátulas

El origen del mototaxismo en Barranquilla

Ante una constante economía informal y paralela en Colombia, el mototaxismo surgió como un medio ilegal pero legítimo para solventar la carencia de transporte

Sor Magaly: la monja rojiblanca

Un breve repaso sobre cómo surgió su pasión por la escuadra rojiblanca que despierta odios desbocados y amores desdichados

Audioslave en Cuba: la historia


Audioslave en Cuba

El 6 de mayo de 2005, una llama de fuego como símbolo de su primer disco lanzado en 2002, decoraba el escenario donde se presentaría la banda norteamericana que por primera vez pisaba suelo cubano: Audioslave.

Compuesta por 3 de los ex miembros de Rage Against The Machine (Tom Morello, Tim Commeford y Brad Wilk) y el ex vocalista de Soundgarden (Chris Cornell), el cuarteto se propuso romper paradigmas dando un masivo show en Cuba, como jamás se había realizado y así convertirse en el primer grupo de rock estadounidense en tocar en la cuna de artistas como Celia Cruz, Ibrahim Ferrer, Celina González, Dámaso Pérez Prado y otros.

Este concierto sucedió 24 años después de la presentación del grupo de ska y reggae Fabulous Titans en 1981, quien fuese la primera agrupación estadounidense que tocó en la isla mayor de las Antillas.

Antecedentes antes de la llegada de Audioslave en Cuba


El 3 de febrero de 1962 el entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, firmó la Orden Ejecutiva Presidencial 3447 con la que implantó formalmente el bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla de Cuba.

Desde esa fecha la mutua desconfianza de los países, sumada a las constantes crisis diplomáticas como el fallido desembarco en Bahía Cochinos y el lío de los misiles, alejaron a Cuba de la escena de rock.

Además, la prohibición para los estadounidenses de viajar a la isla, eliminó toda posibilidad de conciertos de bandas que habitualmente giran por el mundo.

Manic Street Preachers (izquierda) y el dictador Fidel Castro (derecha). Créditos: Plásticos y Decibelios

También el dictador Fidel Castro – fallecido en noviembre de 2016 – observaba el rock como una amenaza para su modelo político y la encarnación de los decadentes valores de occidente.

No obstante, la ‘reapertura’ llegó  primero con la instalación de un monumento en homenaje a John Lennon en el año 2000 y años después, con un concierto de la banda británica Manic Street Preachers (con el líder de la revolución cubana en primera fila del teatro Karl Marx) en 2001.

Manic Street Preachers. Tomada de Google

Esta última agrupación dedicó una portada del álbum Know Your Enemy (2001) al pueblo cubano (con la bandera ilustrada y sin la estrella blanca) e incluyó la canción Baby Elián dedicada a Elian González.


Audioslave: Live in Cuba

Para conseguir el permiso, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos les habilitó una visa y en Cuba el Instituto Cubano de Música aprobó el concierto.

El objetivo, en palabras del guitarrista Tom Morello, era "acercar a los dos países a través del arte y de la música". 

La agrupación tocó al aire libre en un show gratuito en La Habana frente a 50 mil personas. Lugar: La Tribuna Anti-Imperialista en el Malecón de la capital cubana, donde – curiosamente – se llevaron a cabo muchas protestas contra el país norteamericano durante el polémico caso de El Balserito.

Audioslave llevó su propio equipo de grabación para registrar el evento. La banda estuvo dos días en la isla y se gastó un millón de dólares para poder realizar el show.

Los miembros del cuarteto estadounidense visitaron galerías de arte, estaciones de radio, teatros y escuelas de música. Una funcionaria del gobierno estadounidense acompañó al grupo y su equipo mientras filmaban imágenes para el concierto y documental Live in Cuba.

Lo que vino después del concierto de Audioslave en Cuba


Audioslave en Cuba. Captura: Youtube

Después del histórico concierto de mayo de 2005, se lanzó una grabación en DVD en vivo del show de Audioslave en La Habana, titulado Audioslave - Live in Cuba.

Canciones como Like A Stone, Gasoline, Black Hole Sun, Cochise, Set It Off y otras, se cantaron en aquel mítico recital donde la música fue el único idioma.

En 2016, 11 años después de aquel concierto en tierras cubanas, Chris Cornell conversó con The Associated Press (AP) y recordó: "Del lado estadounidense, definitivamente hubo mucho cuidado. Nos dijeron que probablemente habría micrófonos ocultos en nuestros cuartos, que probablemente nos seguirían (…) que no habláramos con extraños".

Además comentó  en ese entonces sobre la visita que hicieron a la isla: “No fue fácil… pero descubrimos cómo hacerlo”.  Además se refirió al concierto gratuito que los Rolling Stones realizaron en marzo de ese año en la Ciudad Deportiva de La Habana y la posibilidad de que otras bandas visiten al país antillano.

El cantante estadounidense que quería regresar a Cuba, aunque lo había intentado hace 5 años sin tener éxito.

"De verdad ya no pensaba del mismo modo cuando me fui...realmente entendí lo que es la música y cómo es ese lenguaje que todo el mundo habla, sin importar qué otro idioma audible se hable" señaló Cornell sobre el impacto que tuvo en su vida aquella presentación en el país antillano.

A finales de 2014, los ex presidentes Barack Obama y Raúl Castro inician un nuevo camino en las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba, a partir de un rol protagónico del Papa Francisco, para comenzar acercamientos y generar nuevos debates sobre un posible fin al vigente bloqueo de Washington a La Habana.

Años después, se expanden las fronteras culturales para los gobernados por el régimen castrista. La embajada de EE.UU. se instaló en el país y las relaciones soltaron la tensión como nunca antes, hasta la culminación del mandato de Barack Obama y la llegada a la presidencia de Donald Trump en EE.UU, quien volvió a “congelar” los lazos diplomáticos.

En 2018, Raúl Castro se retira como presidente y su reemplazo fue Miguel Díaz Canel.

Ruptura y reencuentro musical de Audioslave


En 2007, Chris Cornell abandonaba la banda y ésta terminaría por disolverse. Diferencias artísticas y personales fueron las causales de la separación musical.

En 2014, Tom Morello y Chris Cornell compartieron tarima en un show benéfico. Años más tarde, Cornell cantaría junto a sus ex compañeros en un concierto que se hizo en paralelo a la posesión del presidente Donald Trump en enero de 2017.

Sería la última vez que los miembros de la desaparecida Audioslave tocaban juntos. Meses después, Chris Cornell se suicida en una habitación de hotel en Detroit (EE.UU) horas después de una presentación con Soundgarden.


Ecos y actualidad de los ex miembros de Audioslave


"Ninguno de los seguidores del movimiento grunge que creció en la Cuba de la década de 1990 podría haber imaginado que podría ver a este héroe del rock en vivo", escribió Michel Hernández en español en el sitio web de la revista de música  de La Habana Vistar sobre la visita de Chris Cornell.

Antonio Moutor, creador del webzine Mautorland, señala: “La música abre fronteras, y el mérito de Audioslave por ser los pioneros en hacer este evento en Cuba, es digno de ser resaltado y recordado por mucho tiempo”.

Tras la muerte de Cornell en 2017, sus ex compañeros Morello, Commeford y Wilk (quienes formaron un esporádico proyecto llamado Prophets Of Rage) decidieron reintegrarse a Rage Against The Machine y han anunciado una gira mundial en 2020.

Te puede interesar >> Guaguancó triste: un canto a la esperanza

En 2019, La Tribuna Antimperialista fue restaurada. Esto se debió a que presentaba graves deterioros en su infraestructura. En este lugar también se han realizado destacados conciertos musicales como los de Manu Chao, Air Supply, Calle 13, Olga Tañón y otros.

Quince años después de aquel concierto, muchos almanaques han sido tachados pero se siguen y se seguirán escribiendo historias singulares sobre lo que significó para el rock aquel evento que se coordinó entre dos países con latentes discordias diplomáticas y sempiternos lazos culturales.

REFERENCIAS


Billboard. Cuba Remembers Chris Cornell as a 'Rock Hero' After Historic 2005 Audioslave Concert in Havana. https://www.billboard.com/articles/columns/latin/7800907/cuba-remembers-chris-cornell

CULTO. LA TERCERA. Audioslave: la cita del rock en Cuba. 

Cubadebate. Chris Cornell recuerda el viaje de Audioslave a Cuba y aconseja a los Rolling Stones. http://archivo.diariodecuba.com/cultura/1457828771_20886.html


Generación B. El día que Audioslave esquivó el bloqueo a Cuba. http://www.generacionb.com/el-dia-que-audioslave-esquivo-el-bloqueo-a-cuba

Nación Rock. Conciertos que hicieron historia: Audioslave y el primer concierto de rock en Cuba- 2005. https://www.nacionrock.com/conciertos-que-hicieron-historia-audioslave-y-el-primer-concierto-de-rock-en-cuba-2005/

Plásticos y Decibelios. MANIC STREET PREACHERS RECUERDAN QUE TOCARON EN CUBA ANTES QUE LOS ROLLING STONES. https://www.plasticosydecibelios.com/manic-street-preachers-recuerdan-tocaron-cuba-los-rolling-stones/

Quarter Rock Press. Chris Cornell Y Su Mítico Concierto Con Audioslave En Cuba. http://www.quarterrockpress.com/index.php/qrp-live/item/8812-chris-cornell-y-su-mitico-concierto-con-audioslave-en-cuba

Mautorland. Activismo Sonoro: Audioslave y su histórico concierto en Cuba. https://www.mautorland.com/activismo-sonoro/activismo-sonoro-audioslave-y-su-historico-concierto-en-cuba/


Tone and Wave. Fabulous Titans - Rico's Lament 7" (1982). http://toneandwave.blogspot.com/2010/11/fabulous-titans-ricos-lament-7-1982.html

El sueño de abril



Fue aquella tarde dulce de enero una de las más ardientes y pasionales para mí, porque esa vez logré lo que hace mucho deseaba: divisar en el horizonte tu cuerpo de Afrodita caribeña y respirar tu precioso perfume de fémina.

Tú no lo sabes, más yo lo he soñado. Entre mis sueños carmín y prolongados suspiros; aquella tarde se tiñó de oro en ese espacio que vivimos juntos. Mi alma emprendió vuelo a regiones de lo infinito en aquel pasado meridiano.

Encendidos por el motor del deseo y frenados por esas cancelaciones continuas de citas que suelen suceder cuando no se tiene a la suerte como aliada; esperamos en la apertura del año encontrarnos en aquel centro comercial ubicado al norte de la ciudad.

Tomé un bus con ruta hacia al lugar de la cita. Usé mis audífonos y tarareaba mi canción preferida; naufragué mi mirada en la ventanilla para ver si sorpresivamente hallaba tu sonrisa entre los transeúntes de una concurrida avenida de la ciudad.



Luego, caminé unas cuadras. El astro rey adornaba aquel cielo con nubes que parecían grandes algodones colgantes. Las brisas suaves como el canto del poeta que en un suspiro involuntario da, decían tu nombre y me llevaban recados de lo posiblemente nerviosa que podías sentirte por la timidez que te invadía.

Llegué y entre tanta gente que caminaba con o sin rumbo alguno, a las afuera del café: te ví, te ví y te ví. Tuve la misma sensación de aquel abril cuando te conocí mientras navegaba en un universo de bits y desde entonces se volvió un sueño poder contemplarte en mi retina.



Mi estómago se encogió y no le dio paso a las mariposas inoportunas. Quedé tan frío como un glacial. Mis manos temblaban como si fuesen el epicentro de un leve terremoto. Y mi mirada se hidrató con la vistosa miel de tus labios.

Nos fundimos en un abrazo tan cálido como cien tizones de carbón; fijamos nuestros ojos con la complicidad propia de dos jóvenes que viven en discordia y armonía con sus sueños, deseos, frustraciones, silencios y sombras.

Por tácito acuerdo, decidimos no entrar al café donde nos habíamos citado. La calurosa bienvenida que nos dimos agitó nuestras ganas y al caminar unos metros, te robé un beso que dio la bienvenida a la intimidad y un portazo al miedo.


Decidimos irnos del lugar y tomar un taxi que nos llevara con rumbo a aquel refugio de arquitectura republicana, paredes amarillas y garaje secreto, ubicado en el centro de la ciudad; reservado para esos amantes que le gambetean a la rutina y se sumergen en la sensualidad de Eros y Venus.

El trayecto se hizo tan largo como un día lleno de ansiedad. Aunque en el taxi, nos comíamos los labios como si fuesen manzanas acarameladas.

Llegamos al destino y el silencio era la dictadura perfecta del lugar. Cualquier ruido podía ser un acto de insurrección contra aquella tiranía.  

Dentro de la habitación, desnudamos los corazones. Al suelo cayeron el temor a lo desconocido, las frustradas invitaciones, la intriga mutua y por último, los calzones.

Beso a beso, me di cuenta cuán suave es el suspiro de tus labios entreabiertos. Tus mejillas se pusieron coloradas y cada vez que gemías, me recordaban el color que tiene el alba cuando en el mar se refleja.

El coito desenfrenado, tus rasguños felinos en mi pecho, la humedad de mi lengua lamiendo tus pezones cafés y tus jineteadas endemoniadas encima de mí, me hicieron sentir que me encontraba el paraíso porque entre tus piernas halle el túnel hacia el Edén.

Mi mente, en recuerdo del infinito eterno de las cosas, guardó como un ensueño la brillante luz de tus miradas profundas durante la felación.

Flor de loto como pose prolongada, agarres salvajes a nuestras cabelleras y mordidas de Drácula en el cuello, fueron las huellas que dejó aquel morboso encuentro íntimo con mi gestado sueño de abril: tú.

Orgasmos, gemidos y las caricias post coital, fueron las simbiosis perfecta para darle fin al agitado choque de dos cuerpos que ardieron bajo las brasas de la pasión.

Conversación larga y tendida en la cama. Reflexiones sobre la vida en medio de la desnudez mientras miramos hacia el techo. Últimos actos pasionales en la ducha. Y a vestirnos. Más besos y caricias antes de abandonar el aposento transitorio, como si estuviésemos comiendo las últimas cucharadas de un helado de brownie con fresa.


Nos despedimos con una satisfacción que se dibujó en tu sonrisa y se esculpió en un fuerte abrazo. Beso en la mejilla y caricias en las manos. Te dejé en aquella estación del tren y desde ese día, no he vuelto hallar tus ojos almendrados entre el millón de personas que viven y tienen una historia que contar en esta gran ciudad.


Entre las sombras de la vida mía se levanta luz de un nuevo día que se forja en el recuerdo que tengo de tu mirada con esos negros y el aliento de tu carnosa boca.

 Asómate a mi alma en momentos de calma y tu imagen verás sueño divino; como si nadaras libre en un lago cristalino.

Aunque el silencio que guardó largos ratos pueda dibujarte una indiferencia; lo cierto es que siempre está pintando fantasías contigo en los más sublimes óleos.

Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un delicado cristal; pero jamás podrá borrarse lo que contigo viví.

… Y que deseo repetir.  

La última lágrima




Al lugar donde van los últimos suspiros, lágrimas y buenos deseos para un ser querido; lo adornaba un sitio que fungía como una banda sonora que - sin importar si el muerto fue en vida un excelso samaritano o un reverendo hijo de las mil putas – amenizaba los sepelios todos los fines de semana.

Sí, esa que reprodujo canciones a todo volumen para despedir a los difuntos que iban a dormir el sueño de los justos. Desde las más  tradicionales que se mantienen vigentes como artesanías bien talladas hasta las modernas que gozan de una impecable producción pero carecen de alma artística; sonaban en los bafles negros de madera de aquel estadero que gozaba con la muerte.

Por estos primeros días de noviembre, recordé ese sitio. Me placía de estudiar en un colegio cercano al Cementerio Central de la ciudad. Lúgubre e histórico. Un camposanto de arquitectura gótica, paredes blancas, cruces magnas que parecían gárgolas y muchas puertas tan grandes como la imaginación de un conspirador.

Tenía un simpático nombre: 'La Última Lágrima'.

Estaba situado diagonal del cementerio. Tenía una terraza tropical: paredes coloridas con publicidad de una aclamada cerveza surgida en la ciudad muchos años atrás, mesas de madera, un horno artesanal hecho con ladrillos rojos donde asaban pollos y carnes, dos árboles de guayacán en cada extremo que brindaban una digna sombra y sillas de plástico que no resistían al impacto de la menor trifulca.

Al frente, había un balurdo paradero de buses donde me dirigí durante un lustro de mi vida. De las tantas anécdotas que ese lugar me regaló,  sin duda alguna, 'La Última Lágrima' me obsequió sus mejores capítulos.


Antes de entrar al campo santo, ocurrían las escenas más pintorescas que a esa edad vi, que luego normalicé como el crimen en los titulares de prensa.

Me recordaba a la libreta de los muertos en El Don de la Vida de Fernando Vallejo.

-       - ¿Y qué le dejó a usted la que dice que lo parió?
-       -  Su recuerdo envenenado
-   - No, no piense así. Muerto que anote en su libreta, se vuelve aséptico. Sin amores ni rencores, un simple muerto.

Al hueco y a la nada, vamos todos. ¿Por qué no acompañarlo con música si cualquier sonido lo escuchamos desde que somos infantes con el arrullo de los papás hasta cuando suena el último pitido del monitor holter que detecta nuestro decadente ritmo cardíaco?

Al principio, me parecía convulso y asqueroso ese acto de reproducir, dedicarle y cantarle a todo pulmón canciones a alguien, que tiene extinto los sentidos y está metido en un cajón de madera vinotinto. A alguien que no sabe porque vino a vivir la vida pero supo que hizo de ella cuando pestañeó por última vez.  

Pero, con el paso de tortuga de Cronos, comprendí que la muerte tiene esa belleza. De recordar al difunto cuando bailaba como trompo los pegadizos ritmos afroantillanos, tarareaba las baladas románticas con las que enamoraba, se satanizaba con el rock n’ roll y bebía a lo bohemio con los vallenatos de juglares del Magdalena Grande.

Hallé poesía en cantar con lágrimas de cocodrilos La Cuna Blanca de Ralphy Leavitt. Hallé hermosura en quienes tarareaban Sueños y Vivencias de Diomedes Díaz. Encontré gracia cuando estremecían el cajón cantando El día de mi suerte de Héctor Lavoe. Capturé cada escena donde los asistentes al sepelio le echaban el aguardiente al difunto como agua bendita mientras sonaba Nadie es Eterno de Darío Gómez.

También, entendí que acompañar y despedir a un ser “querido” se hace más por cargo de conciencia que por gratitud. Pesa más la conciencia del haber actuado mal frente a esa persona que un elefante viejo.

"No se puede vivir con tanto veneno
No se puede dedicar el alma
A acumular intentos
Pesa más la rabia que el cemento"

En 'La Última Lágrima' todo muerto tuvo su despedida. Todo sepelio tuvo su momento caricaturesco y doloroso. Toda viuda tuvo su redención. Todo familiar obtuvo su perdón y ofreció disculpas. Todo vecino chismoseó y comentó lo que fue el difunto. Todo entierro, tuvo las canciones acordes a su naturaleza.

Te puede interesar >> En este barrio no hay árboles viejos

No sé si ese estadero aún exista. No sé si ocurrirán las mismas situaciones pintorescas. No sé si tendrán un repertorio musical más amplio a la hora de amenizar entierros. Pero lo que sí es cierto, es que seguirá abierto al público de mis recuerdos para siempre. 

Gracias a ese estadero, descubrí en mi pubertad y adolescencia, que mucha gente vale más muerta que viva. 

Que los entierros de la gente pobre tienen tanta comedia y nostalgia, que los pudientes quizás deseen o desprecien desde su olimpo financiero. 

Que en los sepelios, el delincuente y acabarropa goza del mismo aprecio que el idealista y filántropo. 

Que la muerte nos hace recibir las mismas dádivas miserables de cariño y amor de la gente. 

Sin importar, un sepelio será el ritual más solemne aun con la fingida alegría que lo arrope.

Porque a la larga todos los muertos son buenos… buenos, algunos.

Ely Besalel: el genio de las carátulas



ely besalel diseñador caratulas


El diseñador barranquillero se destacó como  uno de los grandes referentes en un cerrado círculo como el diseño de carátulas. Sus trabajos destacados fueron para figuras como La Lupe, Tito Puente, Celia Cruz, Eddie Palmieri, Pete Rodríguez, Richie Ray & Bobby Cruz y otros.

Ely Besalel, nació un 21 de junio de 1939 en el barrio El Prado de Barranquilla y fue criado en el seno de una familia judía con negocios de joyería.  A los 12 años, se marcharía a estudiar a Estados Unidos.

A temprana edad, le comenzaría a interesar el arte y su aprendizaje fue autodidacta, aunque tiempo después ingresaría a Community College de Brooklyn donde perfeccionó la técnica y concepto. Solía visitar museos y galerías de arte de forma constante. Sintió simpatía por artistas como el francés Henry Tolouse – Latrec y experimentó corrientes artísticas como el impresionismo y pop art. 



Tiempo después, comenzaría a trabajar en Lance Studios, aunque duró poco tiempo laborando allí. Así como lo señaló para una entrevista a Israel Sánchez en la revista Herencia Latina realizada Hollywood, Florida en 2005.  

En 1959, Besalel iniciaría su labor diseñando la carátula del álbum Bon Bon de Chocolate de Lou Pérez y su Charanga del sello discográfico Ajay.

A finales de los 60 e inicios de los años 70 se fortalecería su vínculo con los sonidos latinos que se sonaban en la tierra del Tío Sam.

Carátula de On The Bridge diseñada por Ely Besalel

A través de las disqueras Tico Records y Alegre Records, trabajó en los álbumes de figuras y grupos como Tito Puente (On The Bridge, 1969); La Lupe (La Reina y The Queen, 1969); Eddie Palmieri (Justicia,1969, Superimposition, 1970, Vamonos pa’l monte, 1971 y Unfinished Masterpiece, 1975); Joe Cuba (Busti’n Out, 1972); Ismael Rivera con sus Cachimbos (Esto fue lo que trajo el barco, 1972 y Vengo por la maceta, 1973) Cortijo y su combo (La Máquina del Tiempo, 1974) quienes comenzaban a escribir su historia en la salsa.

Carátula de Superimposition diseñada por Ely Besalel

Cada álbum contaba con propuestas estéticas interesantes que buscaban resaltar el espíritu juvenil de la época, el alegre verano en las vecindades latinas en Estados Unidos y las visiones futuristas sobre el mundo.

La Lupe

Ely – Palmieri: una llave conceptual


Besalel contó su metodología a la revista Herencia Latina citada por Stevenson (2017), explicando cómo la aplicó en Vamonos pa’l monte (1971), uno de los trabajos que realizó junto a Eddie Palmieri:

“Supongamos que una persona está verdaderamente dentro del monte. Entonces lo profundo y agreste de una selva lo hace sentir pequeño y reducido. La soledad, la desprotección y la inmensidad de los árboles que te rodean, te empujan a un estado de desamparo, de hostilidad. Todas estas aseveraciones las quise mostrar así, como lo hice, con una ilustración y una foto. Fue una forma representativa, no despampanante, más representativa.” (p. 133-134).


Sobre el artista Palmieri, Besalel  señalaba que es un artista muy filosófico y apasionado, al cual ayudó a romper esquemas  a través del diseño en una época donde los músicos latinos ganaban poco dinero en las producciones y éstas debían responder a una dinámica comercial más convencional para vender el producto. “Mientras a Frank Sinatra le producían 200 mil discos, a los nuestros les hacían 5 mil”, resaltó Besalel.  

Carátula de Unfinished diseñada por Eddie Palmieri

Por otro lado, relató cómo se hizo Unfinished Masterpiece (1975) “le tomé la fotografía en San Juan, Puerto Rico. Luego, en un estudio dividí la cara en cuadros de igual tamaño y ordene los cuadros para que quedaran como rompecabezas, pero dejé uno levantado. El mensaje es directo”.

Besalel explicó los líos que tuvo este trabajo que fue nominado para premio Grammy: “A Eddie no le gusta. Tuvo un conflicto con el productor”. Señaló que el artista quería seguir editando en el estudio porque aún no le convencía y el productor se lo negó. Tiempo después, Palmieri rompería vínculo con éste. (Stevenson, 2017).

Una icónica portada a Eddie Palmieri


Si bien la obra de Ely Besalel junto a Eddie Palmieri logró una enorme trascendencia, cabe destacar otros logros alcanzados por el desaparecido diseñador barranquillero con otros artistas similares como Pete Rodríguez y su orquesta La Magnífica durante la era del bogaloo, donde tendría notoriedad el álbum De Panamá a Nueva York: Rubén Blades con la orquesta de Pete Rodríguez (1970).

De Panamá a Nueva York: Rubén Blades con la Orquesta de Pete Rodríguez

Cuenta Besalel a Herencia Latina citada por Stevenson (2017): “Rubén Blades estaba recién llegado de Panamá y fue reclutado por Pete Rodríguez. El concepto artístico fue mío. Alquilamos un carro Boggie y fuimos al Central Park; coloqué a Rubén Blades, vestido como hippie, pidiendo ayuda para poder trasladarse a un sitio determinado, dentro del carro van los integrantes de la banda y se aprestan a ayudarlo. Todo está relacionado con el título y refleja la modalidad en que muchos jóvenes se transportaban de un sitio a otro mediante este tipo de ayuda” (p.135, 2017).

Carátula de Reconstrucción diseñada por Ely Besalel

Otros trabajos destacados del diseñador barranquillero en la salsa y latin jazz fueron con otros grandes como: Héctor Lavoe & Willie Colón, Richie Ray & Bobby Cruz, Ray Barreto, Joe Cuba, Celia Cruz, Jimmy Sabater, Tito Allen, Miguelito, Frankie Dante, King Nando, Fajardo, Chapotin y el Conjunto Casino, Pete Bonet, Gilberto Sextet, Vicentico Valdés, Electric Latin Soul Flash & The Dynamics y La Orquesta de Doris Valladares.


Un diseño con amplio espectro musical

No solo se limitó a las portadas de salsa, Ely Besalel también diseñó para carátulas de géneros como el rock psicodélico, soul, funk, jazz, electrónica y soca.

Carátula On Flame With Rock And Roll diseñada por Ely Besalel

Según el portal Discogs, diseñó las carátulas de figuras y grupos como The Beatles, Blue Öyster Cult, Mighty Sparrow, Jimmy Page, Stone Circus, James Taylor and The Original Flying Machine, Cathy Young, The Fuzz, Sam & Dave, Nucleus, Sum Pear y otros. 

Carátula de Live! at the Star-Club in Hamburg, Germany; 1962

Reconocimientos a Ely Besalel

Cuenta Besalel que sus familiares le contaron que cuando empezó a gatear fue para encender el radio y escuchar cumbias, porro, guaracha cubana y el mambo, ritmos populares en esa época. “Toda Barranquilla está infectada de música” resaltó para recordar su infancia en la Puerta de Oro.

Ely Besalel. Foto: Faceboook

En enero de 2007, Ely Besalel regresaría a su tierra natal, después de muchos años de ausencia para reencontrarse con familiares y dar entrevistas a los medios locales en el icónico Hotel El Prado.


En agosto de 2015, el curador Pablo E. Yglesias, quien publicó el libro Cocinando Fifty years of latin  album cover art, realizó una galería titulada Visual Clave Gallery en Estados Unidos, para exhibir las portadas de los álbumes más icónicos de la salsa e incluyó la obra de Ely Besalel y otros diseñadores importantes como Izzy Sanabria, Charlie Rosario, Yogui Rosario, Chico Álvarez, Jorge Vargas, Lee Marshall, Rod Levine, Ángelo Velásquez, Abel Navarro y Henry Fiol.

Murió el 27 de marzo de 2017 en Florida, Estados Unidos.




REFERENCIAS

Discogs. Ely Besalel. www.discogs.com


Sánchez, Israel. Entrevista a Ely Besalel. Revista Herencia Latina. 2005. http://www.herencialatina.com/Ely_Besalel/Ely_Besalel.htm

Stevenson, Adlai. Salsa y Control en Barranquilla. 2017. Editorial Libra Libros Proyectos. Portafolio Distrital de Estímulos. ISBN 978-958-591479-7.


Youtube. Visual Clave Gallery - Curated by Pablo E. Yglesias. Fania Records. 2015. www.youtube.com

En este barrio no hay árboles viejos




El sol se despidió presuroso y la luna se asomaba tímidamente cuando Pedro Juan Martínez Peñaranda, a sus 99 años, fue despedido por sus familiares y amigos más cercanos en el cementerio municipal, quienes cantando Yo Quiero Morir Cantando de Johnny Pacheco y Héctor Casanova -que sonaba a través de los parlantes de un picó rodante-, no lloraron sobre el féretro pero sí sus rostros dibujaban la tristeza por la partida del ser querido, a pocos meses de la llegada al siglo de su nacimiento.

A Pedro Juan, lo conocí como un abuelo bonachón con sus nietos curiosos, cascarrabia con sus hijos disfuncionales y bacán con los vecinos de su cuadra que lo conocían a él desde hace muchas décadas.

Veterano de la Guerra de Corea; pensionado del extinto puerto de la ciudad; fanático del cantante puertorriqueño Daniel Santos; piropeador con las mujeres de la vecindad aunque éstas ni siquiera el saludo le daban; y bebedor honoris causa cada sábado acompañado de una botella de ron de anís, la que compartía en su trasegar con amigos contemporáneos relatando anécdotas de todo tipo, desde picantes vivencias hasta fracasos personales.

Sus últimos días fueron dignos y tranquilos; los achaques de la edad hicieron lo suyo paulatinamente y le programaron una visita esperada con la muerte a quien recibió vestido de guayabera con reloj Quartz en su pulso derecho, sentado en una mecedora de mimbre bajo la sombra de un palo de guayaba tras almorzar su plato favorito: sopa de menudencia con arroz blanco, cilantro picado y limón mandarina.


Como él, son varios los abuelos que se mudaron al barrio del descanso eterno y abandonaron su residencia en la localidad de los mortales, donde vivo yo. Lugar donde la niñez germina, la juventud aflora  y los adultos afrontan la responsabilidad de forjar un mejor porvenir en medio de la incertidumbre.

En mi barrio, esos cigüeñales de antaño como Pedro Juan coparon lo más alto, dejaron caer sus frutos y brindaron sombras - virtuosas y erradas - cuando más se necesitaron. A la eternidad, se llevan muchos elementos: memoria, vivencias y sabiduría. Tres pilares para tener presente de dónde somos y para dónde vamos.  

A esta edad, he concluido que la vida y la muerte más que enemigas declaradas, son amigas íntimas que se pelean a las almas como un especulador financiero a sus potenciales clientes.


A modo de tristeza, respirando aires de melancolía y un tufo de nostalgia mezclada con resignación, puedo decir: en este barrio no hay árboles viejos.