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El origen del mototaxismo en Barranquilla

Ante una constante economía informal y paralela en Colombia, el mototaxismo surgió como un medio ilegal pero legítimo para solventar la carencia de transporte

Sor Magaly: la monja rojiblanca

Un breve repaso sobre cómo surgió su pasión por la escuadra rojiblanca que despierta odios desbocados y amores desdichados

¿Y si Camus hubiese sido futbolista?


Albert Camus, uno de los más grandes intelectuales del pasado siglo XX, no ocultó jamás su pasión por el deporte rey, que ha generado odios para sus similares y amores para el vulgo. El existencialista tuvo al fútbol como una de sus grandes pasiones, pero sus cuestionamientos sobre la vida y los problemas filosóficos del hombre, lo alejaron de la portería para colocarlo frente al papel y la pluma.

Ejemplar El Extranjero

Basta con leer sobre la vida y obra de este gran escritor, ensayista, filósofo y periodista de origen argelino. El hombre que bautizó al periodismo como “el oficio más bello del mundo, aparte de ser un genio en las letras, gracias a sus libros publicados – El extranjero – también fue un gran aficionado al fútbol.

Tanto lo fue, que durante su juventud estuvo a punto de ser arquero profesional, pero una tuberculosis frenó el motor de su andanza con la esférica. Pues al fin y al cabo, como sentenció en uno de sus famosos escritos “aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga,  eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser siempre lo que se dice derecha”, sostenía Camus.



El ganador del Premio Nobel de Literatura en 1957, desde las letras tuvo la oportunidad de volver a escribir sus remembranzas y epopeyas que le originaron tener un sentimiento desbordado por la esférica, gracias a su escrito “lo que le debo al fútbol” publicado en la revista cultural argentina La Maga, durante 1966. Hincha de Racing de Avellaneda, gracias a que esta escuadra y sus colores le hacía recordar susañoranzas universitarias e inicios bajo los tres palos. Vaticinaba sobre la Academia “juega científicamente, pierde partidos que debería ganar”.

Foto tomada de Toutelaculture.com
Y tan académico fue, que durante su etapa universitaria cuando debutaba como portero del onceno oficial en la Universidad de Argel (Argelia), encontró un peldaño de su existencia mediante este deporte. Cuando Camus afirmaba “el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”, lo hacía para diferir de intelectuales quienes hacen críticas constantes a lo que representa el deporte, por servir de arma manipuladora de los gobiernos y opio como la religión para el vulgo. Una antítesis a Borges cuando sentenció en las instalaciones de una famosa biblioteca bonaerense: “el fútbol es universal, porque la estupidez es universal”.


Camus tenía altos reflejos con ojos sumamente críticos sobre la sociedad de los tres palos (salud, dinero y amor), un achique a la existencia humana y bien posicionado en la 50/50 al indagar sobre aspectos que la sociedad del consumo. Tenía habilidades para un gran arquero; habría hecho una gran labor para el mundo del fútbol, gracias a estas habilidades técnicas abordadas desde la metáfora. Un jugador de clase y entretenido, que habría sembrado en este bello deporte, más gladiadores de la psiquis, que objetos cosificados al consumo y moralistas mercantilizados, que cada día tiene a jugadores con “código de barras” en el césped. Si Camus estuviese vivo, tendría profundas discrepancias con el fútbol moderno ante el absurdismo de sus dimensiones deportivas y financieras.



No nació para la derrota ni tampoco para la victoria pero sí para buscar alegoría y la belleza que escondían ambas caras de la moneda: “después de todo, era por eso que quería tanto a mi equipo, no solo por la alegría de la victoria cuando estaba combinada con la fatiga que sigue al esfuerzo, sino también por el estúpido deseo de llorar en las noches luego de cada derrota”.

Calle Albert Camus en La Coruña (España)

Camus, el autor de La Peste, fue el existencialista del fútbol que nunca germinó en el gramado de una cancha pero quedó inmortalizado en las letras universales que perduran aún en nuestro presente. Grosso modo, El Extranjero que no fue profeta en la tierra de su pasión.


“No hay lugar en el mundo en que un hombre pueda sentirse más contento que en un estadio de fútbol

El origen del mototaxismo en Barranquilla

mototaxismo en barranquilla


Historia del mototaxismo en Barranquilla


El reconocido periodista y abogado sucreño Camilo Monroy Romero (q.e.p.d) en su libro Reportaje a Barranquilla (2010) recopiló una historia sobre la posible génesis del mototaxismo en la capital del Atlántico. Este relato lo tomó de la sección Cartas de Lectores en el periódico local El Heraldo.

Ante una constante economía informal y paralela en Colombia, el mototaxismo surgió como un medio ilegal pero legítimo para solventar la carencia de transporte y acceso a zonas difíciles en las ciudades principales de la Costa Colombiana. También para abaratar costos del ciudadano a la hora de movilizarse de un punto a otro.


Portada


En este libro, Monroy sostiene que: “una joven universitaria de nombre Jazmín, que iba a retrasada para asistir a clases, participó en Barranquilla, sin sospecharlo, en la ‘creación e inauguración’ del hoy vilipendiado y, aun así, popularizado sistema de transporte conocido en todo el país con el nombre combinado de ‘mototaxismo’, porque el conductor de una motocicleta cobra una modesta suma por trasladar de un sitio a otro al ciudadano pobre, a la manera de un taxi barato…” (2010, p.72).

Contraportada con reseña del autor

Cabe destacar el sector donde surgió esta nueva forma de transporte, Monroy asegura que: “dice un vecino del populoso barrio El Valle de Barranquilla, Robinson Ferreira, que él es testigo de excepción de este ‘nacimiento’, junto a con unos inmancables concurrentes a la esquina del conocido Mi Kioskito parrandeadero del Carnaval de la carrera 21 con calle 68, inmortalizado por varios aires musicales de afamados compositores” (2010, p.72).

El Valle es uno de los barrios más tradicionales en la localidad Suroccidente de Barranquilla. Reconocido epicentro de la población afrodescendiente en la ciudad y donde se encontraba ubicado el desaparecido sitio de rumba Mi Kioskito, hoy convertido en una estación de gasolina.

Lugar de Mi Kioskito, hoy estación de gasolina. Google Maps

No obstante, décadas atrás no tenía buen servicio de transporte ante deficiente infraestructura vial. Por eso, Monroy también afirma: “transcurría el año 1990, dice el precitado ‘testigo de excepción’ y en esa esquina estaba apostado, una mañana de la citada anualidad, al lado de su destartalada motocicleta, un vecino de por allí de nombre Alfonso Guzmán, quien al ver la prisa de la joven Jazmín por llegar a la universidad y ante la ausencia de buses por el momento le ofreció ‘hacerle la carrera’ y la alentó diciéndole: “Me pagas menos de lo que le pagarías a un taxi y te llevo más rápido” y al aceptar la muchacha , quedó fundado en la práctica el ‘mototaxismo’…” (2010, p.72).

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Teniendo en cuenta lo anterior, esta sería la primera piedra para construir un polémico y discutido sistema de transporte que a lo largo de la última década ha sido motivo de debates en la esfera pública. Asegura el periodista sucreño que la práctica se volvió cotidiana. “… porque de ahí en adelante Alfonso Guzmán, conocido también con el alias de ‘El Chacal’, estableció en la esquina de Mi Kioskito, su punto de referencia o ‘Estación’, a donde al ver el éxito alcanzado, se le agregaron otros motociclistas y el modelo fue replicándose por toda la ciudad y luego por todo el país”. (Monroy, 2010).


Consecuente a lo anterior, se deduce que el mototaxismo como forma de transporte en Barranquilla, lleva dos décadas generando controversias, proliferación irregular del uso de la motocicleta y medidas de choque que no han solucionado otras problemáticas como la movilidad, inseguridad y empleo en una urbe donde el popular "rebusque" hace parte de la economía informal que registra cifras escandalosas según DANE.  

Reportaje a Barranquilla
Autor: Camilo Monroy Romero (q.e.p.d)
Registro ISBN: 978-958-44-7872-6

Cortos memorandos

Cuando la ciudad duerme (1993) 
Claudio de Lorena



Teme a la luz quién brilla en la oscuridad y ejerce poder sobre los cuerpos desde lo clandestino. Teme a la luz, quién no hace apología a sus sueños y se exilia en el fracaso. Teme a la luz quién se aproxima a lo que odia y aleja cobardemente a lo que ama. 


  Y un 18 de abril... (2013) 
Enamorados. Ismael Nery



 Ahora, si bien lo nuestro fue una milésima en el tiempo, lo cierto es que fueron las milésimas que pasaron a ser horas y días enteros, haciendo un lustro cada beso, y un siglo lo fuese cada encuentro furtivo, de esos que son anónimos sin héroes ni heroínas.


Diálogos (2009) 


 A nosotros, no nos abrazó la muerte, sólo estrechamos la mano con la soledad y bautizamos a la misma, con las aguas impuras de la lujuria. 


  Versión Libre (2015) 
Mike Davis



 Antes que la taza de café se enfrié, mi firme deseo, es que tu mirada revele lo que tu sueño dibuja y el beso duré mientras pueda. Porque he deseado tocar tu mejilla sin palpar, vivir en paralelos no existentes, para nadar en un lago del cielo donde nuestros cuerpos están cubiertos bajo una manta astral y teniendo un orgasmo no adulterado. 

 Si en vez de tener este embeleco de amorío, mejor usted y yo nos vamos a ver las luces de la ciudad a una ladera de la misma y de pasó, te beso con mis labios con sabor a vino y manos impolutas, para que me recuerdes a ese poema que no leí y esa canción que nunca canté. 

 Aunque Monserrat vería la luz, las sombras de los cuerpos que la engendrarían como esencia humana, no siguieron suscitando diálogos y se dijeron adiós tácitamente, como si un muro de espinas se plantará silenciosamente en el medio de ambas. 

Grosso modo, tardarán varios siglos dentro de un milenio para citar sus rostros en la casualidad del universo. Ellos dos al verse, parecían dos versos unísonos y la pasión menguaba de pies a cabeza. Luego, al irse cada quién por su lado, la primavera se volvió invierno y el reloj se detuvo; volviendo a las fotografías y antologías de besos, en un periódico de ayer. 

 No viví el presente, porque anduve en un sueño donde la ficción, era lo real. Y cuando hablo de lo real, me refiero a usted, con su silueta de Kahlo, sexappeal de Monroe y templanza de Penélope. 

Tocado por este suceso, evadí el eclipse que se aproximaba para no cegar mi mirada y me estacioné en la Luna, para seguir soñando que dormía en el regazo de esa ficción que para mí, es usted. Sí, a usted, la invito a que vivamos un sueño, extendamos el gozo de la vida, dejemos caer el sol para seguir soñando y montarnos en la Luna para vivir despiertos. 

Sí, a usted, a esa misma que ciegamente escucho y sordamente veo, en las sombras que se heredan con la soledad y se ven con la penumbra, al pasar el tiempo. 

Sí, a usted... antes que acabe la madrugada, quiero que ates mi cabos sueltos y exorcices cada demonio que deambula sobre nuestras sombras ermitañas, amantes a la bohemia y a las luces de la ciudad. Porque cuando la aurora llegue, solo habrá una antología de caricias que serán piezas de museo postradas en nuestra piel juvenil. 


Diatriba del joven a los amores eternos (2012)

René Magritte
...Aquella noche de enero, solo la Luna fue testigo de lo que ningún diario publicó y ningún criminal confesó. Los últimos sudores y deseos carnales que suscitaron aquellos jóvenes amantes, fue el suceso desconocido. La chispa se disipaba con el transcurrir de la madrugada y el sexo solo fue carne. Aun así, a la mañana siguiente, el café y un beso en la parada del bus, fue la última palabra que escribieron en el guion tachado y con hojas maltratadas. 

Cuando tiempo atrás, lo escribieron en la elipsis de la inmadurez y rebeldía. De aquella escritura, le faltó aparecer a Monserrat. La niña soñada. 


Éxtasis (2000) 
René Magritte



 Y fueron sus cejas, la ruta que usaron mis manos como tranvía para la devoción de querer transitar desde sus lacios cabellos y hacer parada en la estación de aquellos labios de plata inolvidables, que me harían herrero empírico de ellos y viajero no tripulado de tu paisaje femenino. Porque yo, antes de hacer una vida, de escribir un nuevo capítulo sobre rayadas páginas, prefería mejor seguir tus pasos. 


Elementos (2015) 


Vi tu mirada anárquica perdida en el horizonte, escuché en el ruido de tu ojos al parpadear, una agria melodía que suena en el alma cuando recuerda lo que ya es ceniza y convierte en añoranza el momento vivido, así como en utopía lo que no se vivió. 

Tus labios cerrados tímidamente, las palabras cortas como la vida misma y una sonrisa ahogada en un mar de dudas, delataron tu ensombrecido espíritu que está siendo prófugo de sí mismo y vive un averno incesante sin salida pronta. Vi que eres miel, vi que eres sol, vi que eres luz, pero tus demonios del amor, han roto el pacto que junto a los ángeles alguna vez pactó. 


La Llegada (2014) 
Marc Chagall


 Vengo de ese lugar donde las estrellas no se funden con la oscuridad del cosmos, ni la luna se esconde al llegar el amanecer. Vengo de ese lugar que susurra a tus oídos palabras inequívocas y versos endemoniados, donde hacen sinfonía tus labios con el paladar de los míos. Vengo de ese lugar, donde los X no penetran y las diáfanas sonrisas no pierden su brillo... Vengo de ese sitio que tiene lugar ubicación específica pero irónicamente no tiene boleto para regresar.

El escape verde



Tras un torrencial aguacero en aquel pueblo de las entrañas profundas del Urabá, donde las nubes eran hielos colgantes derritiéndose cayendo a gotas párvulas sobre el suelo fértil apto para el cultivo abundante de plátanos, tabaco, yuca, ñame u otros; llegó el día menos esperado para todos y todas.

Asediado por grupos insurgentes, cuentan los que saben porque yo no, que saliendo el sol y ocultándose la luna; hombres fuertemente alzados en armas llegaron y desplazaron, a sus habitantes que tenían al campo como oxígeno para vivir. Nadie fue ajeno a esta situación que venía sucediendo en otras partes y dejándose bajo tapete. Ni siquiera seres de 4 patas con crías amamantando febrilmente. Las amenazas con fusil y lista en mano, fueron la carta de presentación de los insurgentes. Solo una estatua de la Virgen María que estaba por la cancha del pueblo, se quedó in situ. Era el inicio de la década de los noventa, una nación con vaivenes morales, podrida por la corrupción estatal, narcotráfico e inyectada por sevicia digna de Caín. Era tierra  donde habitaba el olvido y la amnesia como virus colectivo.

En ese preciso día, a esa hora, minutos y segundos, la familia Mina se va de la tierra heredada por sus antepasados. Dedicados a las vacas, la venta de suero costeño, la cría de gallinas, el banano y cosecha de tabaco; sintieron que si no se iban, sus campesinos cadáveres serían un adorno más de la cruel guerra. Con 16 integrantes, cuatro mudas de ropas que se llevaron en bolsas cada uno, tres perros, dos gatos y un loro; marcharían a un centro urbano en busca de refugio en las periferias porque hombres que no comprendían sentido de vivir en paz con el prójimo, así lo quisieron.

Los primeros 12 se fueron minutos antes y perdieron contacto con los 4 restantes que faltaban, por marcharse. Iban en camino, por la trocha montados en las tradicionales camionetas jeep. Entre esos restantes, había un niño lánguido pero muy pilo que llevaba pocas cosas en el equipaje imprevisto; el infante llevaba puesta la camiseta de  Atlético Nacional, el "equipo de la tierrita" y escuadra a la que le faltaba pocos días para disputar el título del rentado local.


René Higuita
El niño que tenía a René Higuita como ídolo y deseaba cuando grande ser como él; no entendía porque tenía que dejar de ver a sus amigos de barrio y colegio, sólo para cumplir "caprichos" y "órdenes" de unos señores que vestían como el ejército pero no protegían a la gente como lo hacían ellos. Le alegraba que si se iba para la capital podía seguir al club de sus amores más cerca, y más aún si se mudaban cerca al Atanasio. La inocencia de un hincha menor del fútbol. En su mano llevaba el afiche que tenía como imagen a ‘El Loco’ haciendo el escorpión, el cual pensaría colocar en el cuarto que aún no tenía la certeza si tendría.

En plena trocha, los restantes de la familia Mina fueron detenidos por un retén de esos mismos hombres insurgentes, que los echaron de su pueblo. Ahora, no solo los terminarían de amenazar, también querían cazar a alguno que ellos considerarán, no “útil” para la sociedad o enemigo de la causa. A continuación, no se extrañen de lo que sucede a partir de las siguientes líneas que usted, en este preciso tiempo, lugar, y dirección del viento, va a leer.

Los 4 restantes se bajaron de la camioneta donde se movilizaban. Cedieron a mostrar sus identificaciones y el niño, en su lugar, mostró la tarjeta de identidad por ser menor de edad. Uno de los hombres al leer el documento, le comentó a su cabecilla, la particularidad que presentaba el niño. El comentario careció de palabras pero las miradas cruzadas entre ellos, hablaban por sí solas.

En un abrir y cerrar de ojos, tras leer e interrogar sobre las identidades de los 4 individuos que estaban a punto de irse a la gran ciudad, donde no tenían ni remota idea del transporte público, el ruido, el costo de la vida y la inseguridad recalcitrante; vendrían tres tiros de gracia a sus espaldas, donde cada uno le tocó una parte de los tres. Se silenciaron sus vidas y sonó la muerte de forma consonante.


Pintura. Violencia. Autor: Fernando Botero


En un baño de sangre se convirtió la trocha donde fueron ajusticiados y pretendían salir previamente. El niño, no vio nada. El hombre del jeep, que lo conducía, si lo sintió y se bajó. Los hombres armados le conversaron y el cabecilla mayor, le dijo al chofer:

- Como ve, los tres se quedarán acá, al parcerito lléveselo. Su papá seguramente lo quiere ver cuando salte a la cancha con estadio lleno. Es una fecha importante – resaltó.

El conductor asintió y el niño, sabía que no volvería a ver a los tres. Pero si vería al ‘verde’ y a su vez, al papá que no conocía, porque su mamá nunca le habló pero mucha gente le hablaría de su progenitor tiempo después. Lo que le quitó lo agrio y volvería dulce su momento convulsionado de infancia.

Atlético Nacional de Medellín quedó campeón ese año. Y su papá, fue gran estelar de aquella consagración, pero no sabía que un hijo suyo había sido desplazado por la violencia en ese mismo tiempo. Tampoco sabía que jugaba con el ídolo de su nene (Higuita) y mucho menos que su hijo estaba escuchando por radio el partido, donde mencionaban su nombre y hazañas dominicales que le dieron el título al club, al cual su hijo seguía fervorosamente desde la lejana región donde huyó para arribar a la capital en pocas horas.


Cualquier parecido con la realidad sólo hace entender que fue un punto en la cronología de nuestra historia



Publicado originalmente en el extinto sitio web Visión Periférica

A Dos Décadas de Ella: (Parte II)


Un universo de sensaciones me invadió cuando el calendario tachó el día que tanto se esperaba. En cierta ocasión me dijeron que una mujer “veterana” es un ser telúrico de emociones ó como un tallo de lo que fue una flor resistida a la sequía. Bueno, al menos eso se lo escuché a un consejero popular de esos que conducen carros amarillos de servicio público y tienen oídos para los mortales penitentes que se postran a la vista de su retrovisor.

Nos encontramos en un parque abierto para todos, a donde paradójicamente, acuden pocos. Día soleado de enero en el trópico del Caribe donde los ventarrones, las calles vacías, colillas de cigarrillos, olor a hierba alucinante de Mary Jane, gafas oscuras protegiendo la  contemplación de solitarios y manteles de picnic grupal, adornaban el sitio.

Mis manos estaban con sudoración a chorros, labios temblorosos a escalas inexactas de  Richter y bombeo arterial a la velocidad de la luz; lo que hacía presumir que algo pasaría en un abrir y cerrar de ojos. Para calmar la ansiedad de la situación que se daría dentro de poco, decidí por comerme una menta. Por un momento, sentí que se dilataron mis átomos haciendo una mala jugada genética, a tal punto que la frescura invadió hasta el ínfimo de los huesos.

Perdía la vista en el horizonte del paisaje frondoso y verdolaga del sitio. Me preguntaba si los ojos de ella eran tan transparentes como el cristal ó si su voz sonaría igual a la que escuché por vía telefónica. Había cierta incertidumbre en saber sí le correspondía a su gusto femenino ó si yo resultaría siendo un fiasco debido a mi corta veintena de primaveras cumplidas.  

De repente, he divisado a una mujer que se acerca a ritmo de femme fatale con pasos más finos que una meretriz. Su cabello castaño suelto, el color de la blusa rojo carmesí, pantalón corto más blanco que un nardo y labial perfectamente delineados como si hubiesen sido tallados en vidrio; me revelaron que ella era la fémina que sin tocarme ya había sacudido una parte de mí  y ahora con su presencia, vendría por la otra mitad.
-Hola, buenas tardes - Sonó al unísono y por antonomasia se desbordó una sonrisa leve que destapaban nuestros dientes blancos homologando al color de unas perlas halladas en el trópico. Beso en la mejilla y miradas cruzadas empezarían a cocinar a fuego lento, los hechos más eróticos que se cobijaron en un catre de dos almas perdidas en una ciudad de brazos abiertos postrada a la esquina del Caribe.

Caminamos con destino a un sitio mejor y por eso nos dirigíamos hacia un par de calles arriba sentido norte. En ese corto trayecto sentí que hablaba con una dama que le ladra a la vejez para defenderse de Cronos y sigue abrazando a la juventud como método de supervivencia. Ahora podía ver que sus ojos en realidad eran como el café y no cristalinos como el agua de un arrecife; sus manos tan cálidas como el tizón del carbón con mirada cómplice a la locura del deseo y una voz de miel que podía inundar a una colmena de abejas.

Al llegar al resguardo donde los amantes entran esfumándose al azar de los callejones de arbustos e ingresan por puertas estrechas en el diámetro arquitectónico, el joven ávido aprendiz deEros y la gentil madura de mil batallas, irían a buscar refugio a un bar poco iluminado y con aire acondicionado con heladas ventilas, arroparían la velada de nuestra conversación caníbal que vamos a tener como recientes conocidos. Mientras subíamos las escaleras del recinto, le hago una pregunta a mi inconsciente:

-          - ¿Qué pasará? ¿No tendrá temor de mí?

A lo que ella telepáticamente sonríe y deja ver que su mayor temor es no dejarme desnudo y cabalgando en el catre encima de mi pelvis masculina y manos acentuadas en mi torso que apenas está comenzando la vida pueril y enérgica de una euforia sexual que inicia como la alborada en el horizonte.

¡Bendita vida, déjame despedirme de ti en brazos de una fémina que se sacia de mis espíritus y no al ignoto de un infarto que quizás no se asome a esta temprana edad!

La noche apenas comienza y a lo mucho que se percibe es que volveré a perder mi segunda inocencia a manos de alguien que hace tiempo vive dos pisos arriba contando lágrimas de amoríos y escribiendo nuevos encuentros a antología existencial. 

Colofón: busco que se iluminen mis recuerdos para seguir con este relato que dejó de ser confidencial entre el cielo y la tierra.

A Dos Décadas de Ella: (I Parte)

Faux pas

René  Magritte. Obra: Les Amants II
Curioso que ese mar de bits llamado internet donde se navega constantemente en un mundo tan hiperconectado, me encontrara a esa mujer andina de 8 lustros.  Nunca pensé que un simple saludo cortés de esos tan habituales como el café por las mañanas y el silencio de la noche, fuese el inicio de una historia más dulce que la miel.

Y precisamente había una abismal diferencia de calendarios entre los dos. Ella cargaba una antología de actos; con líneas de expresión en la frente que no se veían fácilmente con la luz del día; minúsculas canas que se perdían en la selva de su frondoso cabello castaño; y unos labios levemente arrugados pero carnosos a pesar de los años como si hubiesen podido renacer de las cenizas. Era como un ave fénix que vino a la ciudad así como las gaviotas buscan volar hacia a la costa para dar una señal de esperanza a los mortales.

¿Madame Bovary o Pilar Ternera? Ovulan odiosas comparaciones en mi cabeza. Sus ojos más claros que el agua y la sinfonía de sus caderas con imanes anatómicos, no me lo permiten. Es mejor vivirla que diagramarla a semejanza de otras féminas. Para mí, era lúcida ante las jóvenes y cuerda entre los locos. 

Yo, un joven recién egresado de la academia, imaginaba todo menos tropezarme con una mujer de mil batallas. Ni siquiera mi pesimismo y cuadrícula forma de relacionarme con los demás, habría calculado tener contacto con una damisela que podía ser mi progenitora.
Pasaron los días y la cortesía de perfectos desconocidos, ya se empezaba a ver desde el retrovisor. Charlas donde se desnudaba todo menos nuestros cuerpos siguieron su cauce.

De repente, se creció el río del deseo y el querer vernos nos robó la tranquilidad de lo cotidiano. Un vuelco completo a nuestra rutina enfermiza y algo compleja.

Le pregunté de todo un poco sobre su pasado. Toqué sus puntos débiles en el recuerdo y rocé sus días de gloria. Desde su primer amor hasta el doloroso adiós que le dijo a las personas que les entregó su otra mitad sin tener nada a cambio.

Secarse la ropa en el tendedero demoró más que la cita, momento que le daría un giro a nuestros diálogos digitales. La intriga se regaría como agua en el jardín de curiosidad que sembramos con el pasar de los días.

El tiempo matutino, el medio día y la jornada vespertina no volverían a ser iguales para mí. Ahora mi insomnio y frotaciones genitales para liberar cargas hormonales tenían otro ingrediente:


Ella.

Un corto colofón: esta historia deberá continuar...

Tengo algo corto que contar



Entre ella y yo: un muro de tiempo y una ventana abierta de cuentos

Minúsculos recuerdos llegan a mi mente a la hora de recordar el primer contacto con mi madre. La obviedad más grande podría ser el período de la lactancia y los primeros años de infancia donde somos un tablero en blanco para que la tiza de la vida nos marque según el azar de nuestro destino. Sin embargo, en las siguientes líneas me atreveré a rememorar a la persona que me aguardó durante nueve meses y me trajo al mundo una mañana dominical de los primeros días de octubre.

Quizás tenía 6 o 7 años; época donde el olor de las crayolas, el leve ardor de las rodillas raspadas, comer con agrio gusto el mango biche con sal, las series infantiles  de televisión y marcar estéticamente los cuadernos con márgenes; hacían parte de mi antología como infante. Veía con frecuencia a todo el núcleo familiar menos a ella. Me despertaba sin desearle buenos días a su silueta maternal y me acostaba sin que sus besos pudieran despedirse en mi frente. Muy pequeño para llorar caprichosamente pero sí con el corazón arrugado por no ser acompañado camino a la escuela ni ser recibido por ella tras volver de un encierro de cuatro paredes que era la jornada escolar.

A pesar de todo, añoraba que llegarán los fines de semana por una sencilla razón: ella. Y mi afán se despegaba desde la tarde del viernes. Ese día, mi madre salía temprano y nos podíamos ver para jugar a todo menos a alejarnos del lazo mamá e hijo. Los sábados, la historia de añoranza maternal seguía su cauce. Recuerdo que me cocinaba para el almuerzo la sopa que antes detestaba por su exceso de verduras y hoy degusto armoniosamente en mi paladar. 

Todo lo anterior, se complementaba en la noche con la lectura de libros que me traía de su lugar de trabajo donde pasaba más de 8 horas y era como su familia paralela o mejor dicho, su segundo hogar. Pese a esto, los celos no me contaminaban. Todo lo contrario, comenzaría el idilio entre ella y yo, que se mantiene vigente hasta el sol de hoy.

Curiosamente esos libros fueron los hermosos que mi vista han podido ver, mis oídos deleitarse escuchando el pasar de páginas y mi olfato degustar el olor de sus hojas. ¡Quién lo diría! Los cuentos del poeta y escritor danés Hans Cristian Andersen fueron nuestra ruta para encontrarnos en el tiempo libre y endurecer como a una piedra, el lazo umbilical.

Mi mamá era feliz leyéndome desde el Patito Feo hasta mi cuento favorito: El Soldadito de Plomo. Su pasión por inculcarme el amor por las letras y hacer de mi imaginación un caldo de cultivo, darían sus frutos a largo plazo. Hoy, soy alguien que imagina todo menos la realidad. Entre locuras graciosas y humor agrio desde una gris personalidad, se acentúa mi forma de ver al mundo y se lo debo a ella. Mi querida progenitora.

Cuando llegaba el lunes, la rutina volvía a nuestro hogar y con ella, la soledad del infante. El día me despojaba a mi mamá y la noche me la rescataba cuando yo no la podía ver por culpa de Morfeo. Ironías temporales, se podría decir.

Quizás es lo más bello que me sucedió en la infancia. Quizás fueron los fines de semana donde teníamos todo a pesar de nada. Quizás, mi mamá es el sueño eterno que quisiera tener siempre y donde jamás quiero despertar.  

Dicen que no hay nostalgia que añorar lo que nunca jamás sucedió. Yo, añoro volver a esas épocas donde la vida me empezó a revelar el camino para conocer a mi primera heroína que hoy está canosa,  con algunas arrugas que marcan su bello paso por la vida, pero con una vitalidad envidiable para seguir disfrutando de la miel que posee la juventud a pesar de los calendarios tachados.


Colofón: la anterior narración fue patrocinada por el amor a mi madre. 

¿Y si Spinetta hubiese jugado fútbol?




“El fútbol tiene música” citó en algún momento uno de los mejores músicos que ha nacido en Latinoamérica. Hoy, lo recordamos a través de una metáfora de sus letras y pasión por River Plate.
Ludmila, se hizo hincha de River Plate gracias a ti. Una joven hincha de la banda roja que vio en tus ojos de papel y su ropa violeta, la pasión que no saltaba en las gradas del Monumental de Nuñez, con esa inspiración para componer poesías. En tu modestia, le habrías aconsejado a ella, no seas fanática. Quién sabe si, era una diosa salvaje. Spinetta con esa prosa en sus letras, habría sido mediapunta. Sus pinceladas con el balón y gambetas, sembrarían un idilio con la hinchada gallina, que no podría seguir viviendo sin tu amor por un amor en común: el equipo millonario. La red contraria, solo sería el alfil, ella no cambia nada.



Habría tenido una visión para prever esas peripecias que sufre un juego durante los 90 minutos. Un viento celeste cada domingo, al saltar al césped de ese mítico estadio que tanto caminaste por fuera cuando fuiste niño. Quizás Ramón Díaz o Gallardo ahora, te habría preguntado que ves el cielo cuando una jugada no te salía contundente o el drible quedaba a medias desperdiciando un contraataque. A veces díscolo, a veces noble con tus compañeros, pero con ninguno habría marcado distancia. Ni siquiera si hubiese compartido vestuario con un polémico y excéntrico jugador llamado Charly García. Pues entre ambos, se suscitaron “rezo por vos”.  

Y tus goles, cada inflada a la red, cada lamento del rival, lo sentenciabas como ese logro que no acabará contra todos los males de este mundo. Una sola cosa, al medio tiempo los comentaristas habrían dado un resumen porteño, sobre el balance del juego durante los primeros 45 minutos, habrían dicho que tus patas de rana no te permitieron anotar la única opción de gol que hubo en el partido. En el segundo tiempo, te habrías preguntado si ese penal que erraste ¿será que la pelota en vez de la canción, llegó hasta el sol? Ante una falta cometida y una amarilla vista por el  árbitro y el repudio de la hinchada gallina ante esa injusticia frecuente en el terreno de juego, te habría hecho querer ver un tren para comprarle tiquete y prevenirlo de un ataque iracundo millonario, así encontrabas el mapa de tu amor en el Bajo Belgrano un 2 de enero.



Estoy seguro que si Spinetta hubiese jugado fútbol, con Enzo Francescoli y Beto Alonso habría hecho un tridente mortal. El 86 y 96, te habría tenido como testigo de tu recital con la guitarra y letras que junto a otras glorias bajan para recibir la Copa Libertadores, derrotando en el averno a los Diablos Rojos de Colombia. Y dar esa otra final, que se recitó en el 2008 en conmemoración de los que no debieron caer y salieron de sus casas marcadas durante la dictadura militar. Así, como el Capitán Beto.



Tu filosofía de juego, sería aquella que escribiste en todas las hojas son del viento, ya que ella las lleva hasta la muerte. Así como Luque, en el Mundial del 78, jugó con el dolor de un fallecido hermano. Ni siquiera ver el descenso de tu equipo amado en Junio de 2011, le quitaría el dale gracias pues al ver verás que un niño nace, un nuevo River Plate nace.


Si Spinetta hubiese jugado fútbol, la Selección de Argentina en el 78 y 86, habría tenido a Kempes y Maradona relegados a un segundo plano, pues el “Flaco” con sus gambetas habría comido a la ‘Naranja Mecánica’ y vengarse de los ingleses por la guerra de Malvinas. Un hincha y seguramente jugador de River Plate, como "El Flaco” Spinetta si no hubiese sido músico, sería uno de los mejores jugadores de fútbol que habría nacido en la hermana patria de Argentina. 

Spinetta es el ídolo de multitudes latinas e hincha ilustre de River Plate, que bajó al infierno y ahora volvió a la gloria. Una declaración en rueda de prensa luego del partido que jamás jugó, remataría con esta frase para despedir:

El buen fútbol, el fútbol bien jugado, es un regocijo y representa una manera de expresarse, la armonía del cuerpo, la manera de encarar el espacio”. 

Una ventanilla al pensamiento


Las veces que he tenido un problema – como todo ser humano – he buscado refugio donde mi voz interior ya sea de culpa, rabia, desesperación o tristeza se alcé en tono alto, para canalizar así las emociones que la misma ha generado en mi alma.

Y es que la rutina diaria, afecta tanto a los seres humanos al punto de colapsar emocionalmente y sumergirse en mundos menos convenientes como el alcohol o las drogas, que calman un poquito la ansiedad, pero que catapulta al ser humano a un infierno sin salida, donde pocos encuentran un retorno.

Guerras, violaciones, robos, corrupción política, detrimento de la familia, el desempleo, el alto costo de la vida, entre otros siempre han afectado a la sociedad contemporánea, que vive en medio del estrés y demencia sistemática cada vez más elocuente.
Sin embargo, pocos encontramos dentro de esa rutina canibalesca, mundos surrealistas que cobran vida en nuestro diario vivir, pasajes donde pensar y reflexionar se ventilan, con pensamientos negativos y positivos, que van y vuelven, como si se tratara de un bumerán que se esparce en nuestra contaminada atmosfera, que retorna ya sea con nuevas ideas o con pesimismo exacerbado.

 Vive en un vehículo que transita en la ciudad de la furia, aquella que geográficamente tiene selvas de cemento y desérticas calles, donde perro come perro y a veces por un puñado de plata, te matan. Aquel mundo llamado ventanilla, que nutre la caldera humana de respiración con oxígeno.

Vehículo, que brota llamarada contaminante para la atmosfera en nuestro diario vivir, donde civiles se acomodan como sardinas humanas en aquella lata de cuatro ruedas, donde hasta una mosca, ocupa espacio y debe correrse hacia atrás.

Bus, es su nombre. Y su guía, el chofer que conduce a kilómetros por segundo y siempre trata de explotar el mínimo espacio de dicho vehículo y reducir tiempo en su recorrido. Analizando por su retrovisor y reclamando exasperadamente acomodarse a los pasajeros. Un total tetris humano. Los pasajeros, en ese hostil y caldeado medio de transporte, germinan pensamientos y emociones que expresan desde esperanza por ser un día nuevo, hasta incertidumbre por no saber que puede suceder cuando se llegué al lugar citado por cada uno.

Soy consciente que estando de pie, nuestra mente sólo quiere calmarse y tomar asiento muchas veces, para escapar de la paranoia social que se vive en el espacio reducido de un bus. Sin tener en cuenta prioridades como personas discapacitadas, de la tercera edad o mujeres en estado de embarazo. Algunos cometen, esas aberraciones de no ofrecer el puesto a esas personas. Luego de esto, si el puesto queda libre, ocurre entonces algo interesante. Mirar fijamente el transcurrir del bus a través de la ventanilla. No importa sí, es dentro de la ciudad, intermunicipal o si tiene otro recorrido distinto.

La ventanilla nos hace sumergir en un mundo de pensamientos y reflexiones, sin necesidad de confesarse ante un cura o desahogarse como un amigo. Muchas veces, nos sirve de antesala a ello. Recordamos viejas andanzas, por las calles donde va transitando el bus, pensamos acerca de las posibilidades que puede acarrear un inconveniente y si no tiene inconvenientes, nos lo imaginamos. Reflexionamos acerca de los errores ó ‘metidas de pata’, las peleas con familiares y amigos. O a veces simplemente, navegamos en ese mar, por sólo querer escapar de la rutina, sea a través de audífonos o mirando a perfectos desconocidos que caminan en aquellas convulsionadas o desérticas, quienes también al igual que nosotros, buscamos escapar de la rutina diaria y explorar esa cotidianidad que parece salvaje, pero que tiene su lado humano y exótico.

La ventanilla, una purificadora a nuestros problemas, y un confesionario mental a nuestros errores y esperanzas humanas, que nos hacen crecer o decrecer como seres vivos, en la única, contaminada y bella nave espacial llamada tierra. 

Juventud y otros demonios.

Es la expresión máxima de la vida humana en lo que refiere a la libertad, rebeldía, ideas, frescura, transformación de cultura, entre otros. El siglo XX se caracterizó por ser el periodo en el cual la civilización experimentó grandes acontecimientos, algunos apocalípticos, como la I y II Guerra Mundial. Otros gloriosos, como la llegada del hombre a la Luna – escepticismo que aún persiste – y el desarrollo de las comunicaciones. 

Pero la juventud, fue aquella que surgió espontáneamente de las revoluciones y artes, donde el humano consciente y con capacidad de razonamiento más avanzada en comparación de un niño, tuvo el valor de tomar las riendas de sublevación y se reveló ante el sistema social impartido en cada nación, que poco comprendía a los jóvenes, aquellos que no tenían respuestas a sus complejos. 

Patentándose desde luego, en aquel filme Rebelde sin causa cuyo protagonista James Dean – ícono de la juventud del siglo XX – simboliza la adolescencia de los 50’ en los Estados Unidos, flor del capitalismo y consumismo, modelo copiado a lo largo de las décadas siguientes por las naciones occidentales. Iconos como Chuck Berry,Elvis Presley y Marilyn Monroe catapultaron un dilema llamado juventud.

Poster Rebelde sin causa
Rebelde sin causa es una película estadounidense de 1955, dirigida por Nicholas Ray y protagonizada por James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo,Jim Backus, Ann Doran y Corey Allen en los papeles principales. En el cual Jimmy Stark (James Dean), estudiante de instituto, es un chico particularmente difícil: confuso y desorientado, se ve frecuentemente envuelto en peleas y conflictos, a consecuencia de los cuales su familia, en la cual es el hijo único, se ve obligada a un permanente peregrinaje de una ciudad a otra. Llegado a Los Ángeles, también encontrará nuevos sentimientos hasta entonces desconocidos, el amor de Judy (Natalie Wood), y la amistad admirativa de ‘Platón’ Crawford (Sal Mineo), un muchacho aún más joven que él. No tarda en sostener su enésimo enfrentamiento, aunque, en esta ocasión, culminando en consecuencias terribles.

Por tanto, dicha obra insignia del séptimo arte dio inicio a algo que la sociedad de consumo se inventó o transformo en tiempo posterior, puntada inicial a una manifestación novedosa del proceso natural de la evolución darwinista, el cual en tiempos ajenos a la modernidad, se basaba en nacer, crecer, reproducirse y morir. 

Dean también marco un hito en la historia moderna, debido a que fallece a los 27 años – edad curiosamente mítica – en un accidente automovilístico. Sin embargo, también incrusto lemas que invocan a vivir la juventud  plena, con sueños y excesos. A un inicio de diversión y juerga, pero con desenlaces fatales. A mi juicio, dos frases que sellaron el inicio de la juventud, persistentes hoy día. “sueña como si fueses a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy” y “hay que vivir deprisa, la muerte llega muy pronto”. He aquí, el primer filosofo de la juventud.

Jimi Hendrix
Llegan los 60’ y con ella, la el éxtasis de la liberación sexual, apatía al racismo, a la guerra, estallidos de revolución social, entre otros. Provenientes de la juventud, rebelde y apasionada por el cambio social, visionado desde las clases sociales menos favorecidas, fervientes en vivir en paz y armonía. La juventud, se inventó el rock n’ roll. The Beatles, Woodstock y la liberación sexual son primogénitos de los primeros pasos de la juventud, estos pioneros de la invasión británica desataron en Occidente un fervor de idolatría a los movimientos hippies, al cine francés, la revolución cubana, la aparición de comunidades LGBTI y el NO rotundo a la guerra de Vietnam. Aparecen ‘filósofos’ tales como Luther King, Jimmy Hendrix, Jim Morrison y John F. Kennedy, induciendo principios que iban en contra de todas las visiones y luchaba contra todo lo establecidos, iconos que no perduraron hasta la siguiente década. Por otro lado, la aparición de instrumentos apocalípticos como las drogas LSD, heroína, marihuana, entre otros, que sólo han servido para ir en detrimento de los jóvenes que no hallan solución alguna a sus vivencias. Dos contrastes – revolución y drogas - que se plasmaron como estatuas en aquel lugar del tiempo que muchos contemporáneos denominan como la década de los cambios. La revolución de mayo 68 en Francia, nos reveló todo lo anterior.

John Lennon
Tras la muerte de Hendrix, Morrison, el desenlace de la Guerra de Vietnam y la separación de The Beatles, la década de los cambios -  los sesenta – queda atrás, sus ideales perduran pero sus insignias desaparecen de la faz de la tierra. Los primeros pasos de la tecnología contemporánea como el nacimiento de Apple y la creación del Walkman, las pandillas juveniles abordadas desde la visión magnánima y creativa de Stanley Kubrick a través de su fruta ácida llamada La Naranja Mecánica, el elíxir de la ficción con Star Wars, en la música Led Zeppelin y el boxeo como protagonista con Rocky dentro de las experimentaciones del séptimo arte. Por otro lado, John Lennon se convirtió en aquel símbolo de paz, que había sobrevivido de la década anterior y se dispuso a recorrer el mundo en busca de la convivencia pacífica y armónica entre la humanidad. Lastimosamente es asesinado en Nueva York a finales de 1980. El punk neoyorquino y británico también elevó su voz en esta década - The Ramones & The Clash. 

Logo de MTV
Sin embargo, la década que para la juventud mostró dos caras de la moneda – a mi juicio según lo investigado y testimonios de mi entorno – fueron los años 80. La juventud dejaría de ser revolucionaria, a transformarse en un estilo chic – mezclando glam  y prestigio – donde la música y el cine estuvieron en su máxima expresión artística como tal, los videojuegos, el surgimiento del neoliberalismo, aparición del SIDA, la amenaza latente de una guerra nuclear, la lucha de guerrillas en América Latina continúa y la caída del muro de Berlín fulminarían al comunismo en toda Europa. Una juventud que vivió descalabros – aparición del SIDA y amenaza nuclear – mientras que por otro lado estuvo favorecida por la aparición de videojuegos y poder adquisitiva. Como íconos Maradona, Lech Walesa, MTV, entre otros. La libertad de la juventud se basó en el materialismo, apoyado en ideas convencionales y consumistas, apartando a un lado el idealismo anárquico de las décadas anteriores.

Kurt Cobain
Ante eso, llegaron los años 90. La caída de la URSS, La revolución informática – gracias tanto al internet como Microsoft– , el boom de la telefonía móvil, la evolución de los videojuegos – aparición del Super Nintendo junto al PlayStation - y MTV en su máximo esplendor como las series de televisión, los jóvenes de aquellas épocas se hartaron del consumismo y mostraban una visión futurista pésima. Lo cual les valió la denominación de la generación X. La cual se basaba en un vacío de valores y recordó aquellos principios anarquistas de Tolstoi y nihilistas de Nietzsche a través del grunge, hardrock junto al rap y hip - hop. Hechos importantes impulsados por jóvenes como la unificación de Alemania, el acuerdo de paz en Irlanda del Norte, inclusive la llegada del Armagedón. Personajes como el rockero Kurt Cobain – vocalista de Nirvana - , el asesinado rapero Tupac Shakur,  el piloto brasileño Ayrton Senna y Mónica Lewinsky, asesora presidencial de Bill Clinton, fueron los destacados personajes entre la juventud de aquella época. Fue una época que sirvió de transición al siglo XXI.

Estudiantes chilenos en 2011
Ante estos sucesos, la primera década del siglo XXI recopiló todas aquellas ideas que los jóvenes en décadas anteriores dejaron como legado. Con el nacimiento de una nueva revolución industrial, protocolo de Kioto, aparición de herramientas o nuevas tecnologías en la información y comunicación – masificación del correo electrónico y dispositivos de almacenamientos (USB) – convirtieron a los jóvenes en ciudadanos digitales que tienen una residencia permanente en el mundo del ciberespacio. Las diferentes corrientes ideológicas chocan también en este mundo – creado por los humanos – con representaciones simbólicas como páginas web, redes sociales, correo electrónicos, entre otros. Servirían como puntos de encuentros de masividad  de grupos desde anarquistas pacíficos hasta conservadores radicales. El matrimonio de homosexuales, la legitimidad de la comunidad de LGBT, la despenalización del aborto y el uso de drogas – en especial la marihuana -, la pedofilia por parte de líderes religiosos, el grito por una educación gratuita y de calidad – Chile y Colombia - bastaron para que los jóvenes hasta nuestros días alzaran su voz, y convirtieran como armas de poder la informática – liderada por Anonymous – a través de convocatorias en redes sociales – el movimiento 15M y la Primavera árabe dieron muestra de ello - para luchar en contra del sistema que lleva en detrimento moral y económico a la civilización contemporánea.
De todo lo anterior, se destaca como denominador común la rebeldía juvenil, ferviente en todas estas décadas de cambios y revolución del sistema que se establece en el poder ya sea a través de manipulación o sangre. El mundo sin la juventud, sería una cárcel sin prisioneros inocente – consideración particular -. La frescura juvenil, siempre generará polémica, estigmatización y exclusión por parte de grupos sociales que se resisten al cambio, radicalizando los valores y no principios. El mundo siempre estará en constante movimiento, quién no se acopla a los nuevos cambios, muere en la vejez del tiempo. 

Los jóvenes son los herederos del tiempo. En Colombia, un gran genio llamado Jaime Garzón nos dejó como legado sus pensamientos. “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos” y concluyó esta opinión con la siguiente frase
“Es la fiebre de la juventud la que mantiene el mundo a la temperatura normal” decía el escritor francés Georges Bernanos. 

¡Larga vida a la juventud!