Cortos memorandos

Cuando la ciudad duerme (1993) 
Claudio de Lorena



Teme a la luz quién brilla en la oscuridad y ejerce poder sobre los cuerpos desde lo clandestino. Teme a la luz, quién no hace apología a sus sueños y se exilia en el fracaso. Teme a la luz quién se aproxima a lo que odia y aleja cobardemente a lo que ama. 


  Y un 18 de abril... (2013) 
Enamorados. Ismael Nery



 Ahora, si bien lo nuestro fue una milésima en el tiempo, lo cierto es que fueron las milésimas que pasaron a ser horas y días enteros, haciendo un lustro cada beso, y un siglo lo fuese cada encuentro furtivo, de esos que son anónimos sin héroes ni heroínas.


Diálogos (2009) 


 A nosotros, no nos abrazó la muerte, sólo estrechamos la mano con la soledad y bautizamos a la misma, con las aguas impuras de la lujuria. 


  Versión Libre (2015) 
Mike Davis



 Antes que la taza de café se enfrié, mi firme deseo, es que tu mirada revele lo que tu sueño dibuja y el beso duré mientras pueda. Porque he deseado tocar tu mejilla sin palpar, vivir en paralelos no existentes, para nadar en un lago del cielo donde nuestros cuerpos están cubiertos bajo una manta astral y teniendo un orgasmo no adulterado. 

 Si en vez de tener este embeleco de amorío, mejor usted y yo nos vamos a ver las luces de la ciudad a una ladera de la misma y de pasó, te beso con mis labios con sabor a vino y manos impolutas, para que me recuerdes a ese poema que no leí y esa canción que nunca canté. 

 Aunque Monserrat vería la luz, las sombras de los cuerpos que la engendrarían como esencia humana, no siguieron suscitando diálogos y se dijeron adiós tácitamente, como si un muro de espinas se plantará silenciosamente en el medio de ambas. 

Grosso modo, tardarán varios siglos dentro de un milenio para citar sus rostros en la casualidad del universo. Ellos dos al verse, parecían dos versos unísonos y la pasión menguaba de pies a cabeza. Luego, al irse cada quién por su lado, la primavera se volvió invierno y el reloj se detuvo; volviendo a las fotografías y antologías de besos, en un periódico de ayer. 

 No viví el presente, porque anduve en un sueño donde la ficción, era lo real. Y cuando hablo de lo real, me refiero a usted, con su silueta de Kahlo, sexappeal de Monroe y templanza de Penélope. 

Tocado por este suceso, evadí el eclipse que se aproximaba para no cegar mi mirada y me estacioné en la Luna, para seguir soñando que dormía en el regazo de esa ficción que para mí, es usted. Sí, a usted, la invito a que vivamos un sueño, extendamos el gozo de la vida, dejemos caer el sol para seguir soñando y montarnos en la Luna para vivir despiertos. 

Sí, a usted, a esa misma que ciegamente escucho y sordamente veo, en las sombras que se heredan con la soledad y se ven con la penumbra, al pasar el tiempo. 

Sí, a usted... antes que acabe la madrugada, quiero que ates mi cabos sueltos y exorcices cada demonio que deambula sobre nuestras sombras ermitañas, amantes a la bohemia y a las luces de la ciudad. Porque cuando la aurora llegue, solo habrá una antología de caricias que serán piezas de museo postradas en nuestra piel juvenil. 


Diatriba del joven a los amores eternos (2012)

René Magritte
...Aquella noche de enero, solo la Luna fue testigo de lo que ningún diario publicó y ningún criminal confesó. Los últimos sudores y deseos carnales que suscitaron aquellos jóvenes amantes, fue el suceso desconocido. La chispa se disipaba con el transcurrir de la madrugada y el sexo solo fue carne. Aun así, a la mañana siguiente, el café y un beso en la parada del bus, fue la última palabra que escribieron en el guion tachado y con hojas maltratadas. 

Cuando tiempo atrás, lo escribieron en la elipsis de la inmadurez y rebeldía. De aquella escritura, le faltó aparecer a Monserrat. La niña soñada. 


Éxtasis (2000) 
René Magritte



 Y fueron sus cejas, la ruta que usaron mis manos como tranvía para la devoción de querer transitar desde sus lacios cabellos y hacer parada en la estación de aquellos labios de plata inolvidables, que me harían herrero empírico de ellos y viajero no tripulado de tu paisaje femenino. Porque yo, antes de hacer una vida, de escribir un nuevo capítulo sobre rayadas páginas, prefería mejor seguir tus pasos. 


Elementos (2015) 


Vi tu mirada anárquica perdida en el horizonte, escuché en el ruido de tu ojos al parpadear, una agria melodía que suena en el alma cuando recuerda lo que ya es ceniza y convierte en añoranza el momento vivido, así como en utopía lo que no se vivió. 

Tus labios cerrados tímidamente, las palabras cortas como la vida misma y una sonrisa ahogada en un mar de dudas, delataron tu ensombrecido espíritu que está siendo prófugo de sí mismo y vive un averno incesante sin salida pronta. Vi que eres miel, vi que eres sol, vi que eres luz, pero tus demonios del amor, han roto el pacto que junto a los ángeles alguna vez pactó. 


La Llegada (2014) 
Marc Chagall


 Vengo de ese lugar donde las estrellas no se funden con la oscuridad del cosmos, ni la luna se esconde al llegar el amanecer. Vengo de ese lugar que susurra a tus oídos palabras inequívocas y versos endemoniados, donde hacen sinfonía tus labios con el paladar de los míos. Vengo de ese lugar, donde los X no penetran y las diáfanas sonrisas no pierden su brillo... Vengo de ese sitio que tiene lugar ubicación específica pero irónicamente no tiene boleto para regresar.