Carlos Solari, vocalista de una de las bandas más influyentes del rock argentino es hincha del fútbol, mueve su pasión por el Xeneize y nos hace surgir el interrogante ¿y si hubiese jugado futbolista? Acá, te lo contamos a manera de ficción.
El
mundo es redondo. La bola es redonda. Solari en la música, hace ver en el
fútbol a Los Redondos. Un Patricio Rey que mira desde la televisión como en el fútbol, actos de corrupción y violencia; marchitan y pudren los sueños de los
jóvenes humildes, o como lo fue Solari en su momento, El pibe de los astilleros.
Solari,
un xeneize de puño y alma. Mediocampista zurdo y leñador. Conocido según la
prensa como la bestia pop. El Indio
piensa, que dicho apodo es una etiqueta
negra. Un jugador enigmático que lleva la casaca puesta con el número 6.
Surgido de la cantera boquense, inspirado en el río y la furia de La Bombonera,su casa.
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La Bombonera. Estadio de Boca Juniors |
Su
debut fue en las canchas de barrio, al lado de su amigo y compañero de
creación, Skay Bellinson. Mientras él fue fichado por la escuadra xeneize,
Bellinson se fue para Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Cada
domingo, el Indio Solari se vuelve crack por antonomasia. Es un ángel para tu soledad y de muchos
chicos que sueñan ser igual que él. Sin embargo, tanta adoración y venia, le
causa estupor.
- Yo no me caí del cielo – le dice a los chicos canteranos que lo miran en complicidad, durante una charla suscitada.
En algún momento y punto en el tiempo, Solari
se junta con toda la camada xeneize. Dicho hecho, fue en el nuevo milenio de la
humanidad. Año 2000, aquel Boca Juniors de Bianchi, mágico y legendario, que
logró colgar a Suramérica en lo alto del balompié mundial. La bandola
conformada por Córdoba, Basualdo, Serna, Ibarra, Bermúdez, Arruabarena, Battaglia,
Riquelme y Palermo. Una Columna vertebral que enfrentaría al clásico rival,
River Plate.
No lo soñé, entre risas Jijiji antes de saltar a la cancha para jugar con el eterno
oponente de la banda cruzada. Riquelme, su gran cómplice, le baja los nervios
con palabras cortas y concisas. “Un clásico, es un clásico”. Eso sí, le despejo
esas arandelas cautelosas a Solari.
En
la tribuna está Susanita, su groupie.
Su hincha fiel, le aguarda y lo alienta, diciéndole que hoy él y su bandola de
magos, puede ser vencedores vencidos
sino dejan su alma en la cancha. La 12 alienta y los 22 saltan. El día esperado, llegó. No fue un perro dinamita, que aparece intempestivamente.
Un
partido que fue todo un palo; en la
cancha, Spinetta y Charly García, le robarían su protagonismo. Sin embargo,
ninguno de los dos, lo opacaron. El Indio, tiene un poco de amor francés con sus rivales contrarios. A los demás,
los miraba como aquella solitaria vaca
cubana, perdidos en el pasto de la cancha de La Boca.
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Portada El Gráfico. Superclásico River Plata - Boca Juniors |
3x3.
Vibrante y épico, que se suma a la historia de superclásicos en duelos
oficiales. Un brillante partido para un jugador que sostiene su premisa, el lujo es vulgaridad. Curiosamente, no
anotó gol.
Solari
y Boca, son como La Hija del Telégrafo,
una relación en que se dice cualquier cosa. La distancia con Macri – presidente
en aquel entonces – pero la cercanía con la hinchada, lo hacen ángel y demonio. Evade la prensa, pero cuando le toca
responder, prefiere ser conciso y enunciar una frase:
- El infierno está encantador
Poca
habla, pero es conciso. Sus gafas negras que se pone luego de cada partido oentrenamiento, engalanan su zurda leñadora y contraataque con gradual sincronía,a la hora de juntarse con Barros Schelotto y Riquelme. Cuida su dieta y
disciplina deportiva, como si fuese un Ñam
Fri Frufi Fali Fru.
Solari, nacido en la tierra de Entre Ríos, es
el ídolo. Se despide de la multitud y vive, cada entrenamiento y cada partido.
En sus tiempos libres, lee prensa, donde ve en los titulares que todo preso es político y la sociedad
vive Mariposa Pontiac.
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Carlos 'Indio' Solari. Foto: argnoticias |
Todo
un personaje. Solari, no sólo es un jugador, también busca un ángel para tu soledad para que busque tus juguetes perdidos.
¡Crack!